SEBASTIÁN DE LA TORRE
EL LABERINTO DEL TIEMPO
AGRADECIMIENTOS
A mi editor Ricardo
Llopesa, por darme todo su apoyo y confiar en mi proyecto.
A José Carlos
Morenilla, por creer en mí y darme sus sabios consejos, pues fue el mismo el
que me
recomendó que
escribiese una segunda parte.
A Mi hermano Ricardo
de la Torre, por sus ánimos y su acertado punto de vista.
A Rosario Aparisi
Bolós por sus recomendaciones y consejos.
A Javi Arenas por
todo su apoyo.
Y a una mujer muy
importante en mi vida: Eva Pilar Sender Duart, por ser la primera en leer mí
libro y por ofrecerme
todos sus ánimos y darme confianza.
Y a todos mis
seguidores que me rogaron que continuase con una segunda parte y a los que se
iniciaran en la lectura
GRACIAS…
SEBASTIÁN DE LA
TORRE
EL LABERINTO DEL TIEMPO
INSTITUTO DE ESTUDIOS MODERNISTAS
Creación de la portada: Manuel Cabanes.
La reproducción total o parcial de este
libro, no autorizado por la editorial, vulnera derechos reservados. Cualquier
utilización debe ser previamente concertada.
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Sebastián de la Torre Bados
Editorial Instituto de Estudios
Modernistas
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ISBN: 978-84-96624-92-4
Depósito Legal: V-3120-2016
Sebastián de la Torre Bados
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PRÓLOGO
Ernesto, nuestro protagonista perteneciente al siglo XXI, viajó
accidentalmente al futuro de nuestra humanidad, aproximadamente unos tres mil
años. La humanidad durante dos centenares de años padeció y sobrevivió a los
siguientes desastres: La III y IV Guerra Mundial, el cambio climático: que se
anticipó mil años por culpa de la mano del hombre. Fue duramente castigada por
unas tormentas solares destructivas las cuales produjeron el caos, el
vandalismo y el pillaje, es decir una rebelión civil. El planeta, en apenas
unos cien años fue duramente castigado. Una increíble sin cronicidad de
desastres parecía hacer meya en destruir a toda la humanidad. Y para corroborar
esta serie de acontecimientos, se remató con la caída de un asteroide cuyo
poder destructivo aniquiló a un tercio de la población mundial. Para finalmente
ser casi exterminada por un poderoso virus. La propia naturaleza del planeta,
los cambios climáticos cíclicos y los accidentes venidos del cosmos aceleraron
la casi aniquilación total.
La raza humana, reducida a unos pocos millones de individuos y al estado
más deplorable, solamente se preocupó durante cierto tiempo por el exclusivo
cuidado de su propia preservación, perdiendo en su totalidad el recuerdo de las
ciencias y de las artes. Y cuando el progreso de la civilización hizo sentir de
nuevo estas urgencias, fue necesario comenzar otra vez, como si el hombre
hubiera sido recién colocado en la tierra.
Al cabo de milenios la humanidad fue repoblándose hasta crear un nuevo
mundo, una nueva civilización, donde el hombre y su genética evolucionaron en
positivo. Dejaron de existir: las guerras por la codicia del hombre, el odio,
egoísmo, la envidia, el materialismo y la sociedad de consumo. Este nuevo mundo
se denominó: “Nhartep” y su lenguaje universal el “arkeep.”
Sin embargo algo más sobrevivió al Gran Holocausto Mundial. Un vestigio
creado por el mal del hombre que perduraría siglos después, creando y
produciendo muchas desgracias allá por donde surgiese. Algo tan hermoso y
terrorífico al mismo tiempo, un “Sharker.”
Ernesto, accidentalmente se vio transportado al futuro. Y por una
causalidad relacionada con el Sharker, finalmente fue transportado a Nhartep.
Gracias a Shieska, y gracias a su status alto, lo pudo proteger enseñándolo a
adaptarse a este nuevo mundo bajo un nuevo nombre, Renstor. Inesperadamente son
absorbidos por el Sharker junto a sus dos caballos denominados “thorkins” y
también a sus dos amigos y pareja: Rinha y Yousho; acompañados también por un
perrito llamado Choni. Todos juntos fueron transportados al pasado; un punto en
el tiempo coincidiendo con unos cien años después del holocausto acaecido por
una guerra bacteriológica. Imprevisiblemente el virus a bajas temperaturas no
fue capaz de sobrevivir, por lo cual muchos habitantes que se encontraban en
los lugares adecuados y protegidos lograron subsistir. Entre los cuales
estaban: los pueblos asentados a más de 2000 metros de altitud, los situados al
norte y en los polos, sumados a los que se protegieron en los respectivos
bunker fueron capaces de perdurar. Ningún virus podría exterminar a toda la
población humana. Siempre habría un 1% de individuos que, por unas
circunstancias u otras se salvarían (un 1% de supervivencia de una pandemia
especialmente virulenta supondría setenta millones de personas. Suficientes
como para impedir que la especie humana llegara extinguirse. Suficientes como
para recuperarla en unos pocos miles de años).
Shieska, Renstor, Rinha y Yousho con sus viajes astrales y su percepción
extrasensorial fueron capaces de captar, detectar y descubrir estos nuevos
supervivientes; siendo la interpretadora Shieska, por su gran capacidad para
introducirse en la mente de las personas (ya sea el idioma que emplease) y ser
capaz de descifrar los impulsos eléctricos que se envían al cerebro para su
interpretación y traducción.
Cada comunidad fue adaptándose a las condiciones del lugar que ocupaban,
y alimentarse de las riquezas de la propia naturaleza donde habitaban. Pero
también es verdad que había disputas por controlar los pocos pozos de antiguas
gasolineras para llenar los escasos vehículos que funcionaban con combustible.
Los demás vehículos electrónicos, fueron inutilizados por la gran potencia de
una tormenta solar. Nuestros protagonistas iniciaron una comunidad a la cual
denominaron “Rochooas.” Comenzaron fabricando unas chozas junto al río, el cual
les surtiría de alimento al igual que el bosque cercano. En las inmediaciones
encontraron cabras, gracias a las mismas consiguieron abastecer de leche a los
bebes, puesto que ellos eran su prioridad y por supuesto, el futuro. La
supervivencia estaba al alcance de sus manos.
EL AUTOR
CAPITULO 1
Evita, por encima de cualquier circunstancia, la
tristeza; Evita que tu alegría no sea por encima del fruto de las
circunstancias favorables, sino fruto de ti mismo.
PERIANDRO DE CORINTO (1856–1951)
Shieska se encontraba sumida en pensamientos totalmente
contradictorios...
—¿Por qué tengo esta sensación tan rara? Estamos a salvo, hemos
sobrevivido todos y nos encontramos perfectamente, debería de estar contenta...
Pero no lo estoy. ¡Gran Rossthar! ¿Por qué nos has enviado a este lugar? ¿Es tu
voluntad que nos quedemos aquí para siempre? ¿Tenemos una misión que cumplir?
Necesito que me ilumines con alguna respuesta. ¡Necesito saber! ¿Sería posible
viajar y regresar a mi línea temporal para ver a mi familia y amigos?
Concentrándose, levitó
su energía consciente hacia el infinito. Se mantuvo quieta para conectar con
“el todo.” No supo interpretar cuanto tiempo pasaría en ese estado de gran
bienestar y relajación. Pues en esa fase, el tiempo no cuenta. Pero lo notó,
algo tan hermoso y poderoso al mismo tiempo la envolvió. Y todo su ser se
estremeció. Ahora parecía tener un sentido. Ya sabía por qué había sucedido lo
inevitable y lo más importante, su misión en esta línea temporal. Regresó con
otro estado de ánimo y plena de energía.
Shieska caminaba
pensando en su chico, cuando escuchó y sintió la presencia de un animal, ¡un
lobo! Dentro del reino animal, el lobo es de los más telepáticos y curiosos.
Entre ellos y Shieska siempre había existido una conexión especial. Y desde su
primer encuentro (hacía ya unas semanas), con una jauría de lobos cercana; pero
impactante y especial fue su contacto con un gran lobo macho; para ella, fue
una experiencia inolvidable y ahora lo recordaba con una sonrisa en sus labios.
Apareció de entre las malezas con un leve quejido entre lastimero y
cariñoso. Se alegraba a su manera de verla y era su peculiar saludo. Ella lo
había bautizado como Krhom (Es un gran lobo de unos dos metros y con un largo
pelo blanco en su mayoría, con combinaciones de oro, marrón y rojizo. Mostraba
unos colmillos enormes de unos seis centímetros de largo) Se habían cogido
mucho cariño y realmente el animal necesitaba estar en contacto con ella de vez
en cuando, con el inconveniente y rechazo del resto de la manada, que por lo
visto les molestaba ese contacto tan repetido y cercano. La mayoría de los
días, Krhom le hacía alguna visita donde se acariciaban y se transmitían
sentimientos. Shieska descubrió que existe un fuerte vínculo entre los lobos de
la misma jauría; podría decirse de forma literal que unos habitaban las mentes
de otros. Lo que veía uno, lo veían todos; lo que sentía uno, lo sentían
también los demás. Le asombró enormemente a Shieska la capacidad de seguir los
caminos por vía telúricas y lugares de poder, donde desde la antigüedad, habían
marcados con símbolos, grabados antiguos rupestres o habían hecho
construcciones para algún tipo de culto. Pero había un detalle en ellos que le
impactaba más todavía. Los lobos normalmente marcan sus territorios que pueden
ser entre los ciento cincuenta y los trescientos kilómetros cuadrados. Pero
jamás marcaban esos lugares de poder y menos las vías telúricas. Es el único
animal mamífero que es capaz de ver perfectamente en la oscuridad total. Por
todo esto y más cosas sentía fascinación por este animal. Shieska caminaba
junto al río acompañado por su fiel amigo, había recogido un poco de agua para
ofrecérselo a su alma más querida; iba pensando en él precisamente, cuando llegaba
al campamento de supervivientes. Divisó a Renstor enseguida, él estaba ayudando
en la construcción de un tharim “casa.” Levantó la vista y vio que se acercaba
Shieska portando una netquin*. Las siluetas
de ella y el lobo se iluminaban ante un sol que resurgía de una nube en un
claro del cielo. Su corazón se aceleraba, llevaba varias horas sin verla y ya
la echaba de menos. Se decía así mismo que como era posible quererla tanto. Le
gustaba todo de ella: Su tez muy morena, de cara fina y alargada, los pómulos
ligeramente marcados, las orejas suavemente puntiagudas, sus labios carnosos,
con unos ojos grandes, azules y extrañamente brillantes. Era hermosa. El no
tener ningún cabello, hacía que resultase con una belleza insólita. Vestía con
un pantalón y una especie de chaqueta negra de piel curtida, con un correaje
que le cruzaba por el pecho. De su cuello, colgaban dos collares con cuentas de
colores variados. Sus sandalias atadas hasta los tobillos eran de piel con unas
cuentas de color blanco. Su carácter es de lo que más le encanta: alegre,
soñadora, rebelde y muy apasionada.
—Renstor –comenta Shieska mientras le ofrecía de beber–. He pensado en
viajar astralmente a mi línea temporal*
y visitar a mi familia, hace tiempo que no sé nada de ellos y me gustaría saber
cómo se encuentran.
—Lo que quieras, ya sabes que siempre te apoyo, pero… –dudó unos segundos
mientras acariciaba el lomo del lobo, no sin un poco de reparo. Puesto que la
mirada que le daba el animal le infundía respeto–, Siempre me has dicho que no
hay riesgo, pero sin embargo nunca me llevas contigo. ¿Realmente no es
peligroso para ti?
—No cariño –lo tranquilizaba–, es algo muy habitual que he hecho en mi
vida. No me pasará nada malo. No hay motivo para que te alarmes.
—En ese caso te podré acompañar ¿verdad? –preguntó risueño.
—Sera mejor que no –replicó con una leve tristeza en su tono de voz–, tú
todavía no estás preparado. Cuando llegue el momento me acompañarás, te lo
prometo. Ahora mismo te necesitan aquí, tu labor es muy importante.
Está bien
cariño. Te haré caso. Sin embargo me tienes que enseñar a practicar este tipo
de viajes ¿de acuerdo?
—Me parece bien –contestó con una
sonrisa y un beso en la boca.
—¿Sabes? –preguntaba Renstor mirando al cielo–. Recuerdo cuando estábamos en
tu línea temporal y me contabas tantas cosas que iba a experimentar y ver…
entre algunas, por ejemplo, cuando me explicabas lo de las pirámides y que se
encontraban con su piramidón de oro repartidas por todo el planeta. Recuerdo
que me decías que me las mostrarías. Y ahora eso no va a poder ser –terminó con tristeza.
—¡Claro que lo podrás observar! ¡Te lo garantizo! Pero antes...
–quedándose durante unos segundo callada como recordando algo–. ...Vas a ver
algo maravilloso.
—¿El qué? –preguntó con curiosidad y emocionado.
—Antes te contaré la historia de lo que vas a contemplar en muy poco
tiempo. Necesito explicártelo para que lo puedas entender.
—Pues comienza ya que me tienes intrigado.
—La historia comienza en el siglo XX. En el condado de Elvert en Georgia.
Allí apareció un hombre llamado Shiomm que no pertenece a nuestro planeta y
descubrí después de indagar mucho, que perteneció al sistema solar KAA–2000,
exactamente al planeta Xhelom. Es un planeta muy curioso puesto que su nivel de
evolución está situado entre los más elevados del Universo entero. Y se dedican
a ayudar a los planetas con complicaciones.
—Nuestro planeta en ese siglo había tenido muchos progresos a nivel
tecnológico, en medicina, liberación de la mujer, etc. Pero también estaba
pasando por muchos problemas o crisis, como por ejemplo: despotismos humanos en
forma de regímenes totalitarios, que causaron efectos tales como las Guerras
Mundiales, el genocidio y el etnocidio, las políticas de exclusión social y la
generalización del desempleo y de la pobreza. Como consecuencia, se
profundizaron las desigualdades en cuanto al desarrollo social, económico y
tecnológico y en cuanto a la desigual distribución de la riqueza entre los
países, provocó las grandes diferencias en la calidad de vida de los habitantes
de las distintas regiones del mundo. Pero al hombre no le bastaba con tanto
desorden que decidió experimentar con la energía nuclear. Algo había que hacer
o el mundo entero se vería abocado a su propia autodestrucción en cuestión de
dos siglos más. Así que vino un mensajero a ese lugar perfectamente camuflado
con las vestimentas de la época y bajo un nombre falso compró el terreno por
una enorme cantidad de dinero para después comprar una cantera entera y
contratar a bastantes trabajadores para que construyeran un monumento para la
humanidad compuesto por 10 losetas de granito de seis metros de altura que
pesan más de 100 toneladas en total. Y fueron colocadas estratégicamente
coincidiendo con parámetros astronómicos.
—Me suena un montón lo que me estás contando, conozco este monumento pero
nunca he tenido la oportunidad de viajar y visitarlo. Pero no tenía ni idea que
hubiese sido construido por un personaje de otro mundo. De todos modos me
interesa, continúa con la explicación.
—El mensaje consiste en un conjunto de diez directrices o principios.
Está escrito en ocho idiomas diferentes, y son: el inglés, español, swahili,
hindi, hebreo, árabe, chino antiguo y ruso. Y en mi línea temporal nosotros
añadimos en un lateral el lenguaje Arkeep. El mensaje, traducido del inglés,
dice así: Primero: Mantener la humanidad en perpetuo equilibrio con la
naturaleza. Segundo: guiar sabiamente la reproducción, mejorando la condición
física y la diversidad. Tres: Unir la humanidad con un nuevo lenguaje viviente.
Que a fin de cuentas costó bastante que toda la humanidad se pusiera de
acuerdo. Y al final fue...
—El arkeep –interrumpió sonriente Renstor.
—Exacto. Continúo... Cuatro: gobernar la pasión, la fe, la tradición y
todas las cosas con una templada razón. Cinco: proteger a las personas y a las
naciones con leyes justas y tribunales imparciales. Seis: permitir que todas
las naciones gobiernen internamente resolviendo sus disputas externas en una
corte mundial. Siete: evitar las leyes mezquinas y los políticos y cargos
gubernamentales inútiles. Ocho: equilibrar los derechos personales con las
obligaciones sociales. Nueve: premiar la verdad, la belleza y el amor, buscando
la armonía con el infinito. Y por último el diez: no ser un cáncer para la tierra.
Dejar espacio para la naturaleza.
—Son mensajes muy coherentes la verdad. ¿Sabes lo que más me maravilla de
ti?
—¿El qué? –preguntó sonriendo, puesto que ya sabía la pregunta.
—Tu sabiduría, tus conocimientos y tu memoria. Son infinidad de datos, millones.
¿Cómo es posible que tengas tantos conocimientos de la historia y tantos
detalles de nuestro planeta? ¿Cómo es posible que puedas mantener tanta
capacidad de información?
—Son dos preguntas en una. Te contestaré primero a la última: Tener tanta
capacidad de memoria es con mucho entrenamiento. Nuestra capacidad de
memorización es infinita. Nuestro cerebro es como una gigantesca computadora,
sabiéndola utilizar puedes lograr cosas increíbles. Y en referencia a la
primera pregunta: En una ocasión ya te lo dije que me interesaba mucho la
historia de nuestro mundo. Y durante muchos beneris*,
desde que tenía dos, he leído cantidad de libros sobre la historia de nuestro
planeta. Entre el gran libro de la vida y los viajes astrales me instruí
durante seis beneris, imagínate la información que he podido memorizar en mi
cerebro, ya sea entre la de nuestro planeta, como la de otros similares.
—Sí, son muchos años y además, con tu memoria prodigiosa no olvidas ni un
mínimo detalle.
—Y ahora, creo que debería de iniciar el viaje. Me apetece mucho ver a mi
familia, ¿te importa?
—No, claro que no, cuando quieras. Te acompaño, yo seré tu perro
guardián.
—¡Pero qué tonto eres! –comentó mientras le daba un cariñoso cachete en
la cabeza.
Krhom, parecía que
había entendido que Shieska se marchaba y que él tenía que irse también. Se
despidió dándole un par de lametones en su mano alejándose con un trote firme y
constante.
Shieska necesitaba explicar a su familia que se encontraban bien y que
les echaba de menos. Llegaron a
su tharim para iniciar el viaje hacia el futuro con su energía vital
conocida milenios atrás como astral**.
—Ahora mi amor, necesito estar sola y
procura que no me moleste nadie, ¿de acuerdo?
—¡Por supuesto! Sabes que eres una
pesadita –se quejó con una sonrisa–, claro que sé que tienes que estar sola y
que nadie tiene que interrumpirte.
—Perdóname cariño, es que tienes
razón, me preocupo demasiado –despidiéndose con un beso en los labios.
Y así fue, se quedó muy pendiente y de guardia fuera del tharim para que
no sucediese nada malo al cuerpo de Shieska, puesto que se quedaba expuesto a
que cualquier animal indeseado pudiese hacer algo malo. Shieska, ya en la
intimidad de su tharim, se relaja y comienza a concentrarse...
Su primer pensamiento es el de viajar con su energía consciente por el
tiempo. Se centró en Nhartep, con sus padres, con su hermano, y contempló
mentalmente toda su casa. Un fogonazo y un sonido musical la envolvieron de
inmediato. Infinidad de colores la rodearon.
Después de un suave
fogonazo de luz clara se dio cuenta con una sonrisa de nostalgia que se
encontraba en su casa, situada justo en el centro de Monthar, ésta era
exactamente igual a las demás; la distribución del interior era lo único que
las diferenciaba entre sí: a más familia, más habitaciones. Shieska de
inmediato recibió todos los bonitos recuerdos de cuando vivía con su padre
Shotack, su madre Manhar y con su hermano menor Renstor.
Su casa es pequeña pero
muy acogedora. Nada más entrar por la puerta principal, se encuentra: a la
izquierda, una cocina rústica de las que funcionan con leña y carbón, con dos
parrillas a cada lado, y un pequeño horno en el centro en forma de bóveda,
donde cuecen el araham*. A la derecha
y en el centro, se encuentra un Amtreka**.
Al fondo de la casa, atravesando un corto pasillo, hay cuatro tharims***. En la cocina se encuentra su padre
cocinando unas criipshees****…
Es un hombre menudo de
constitución delgada, destacando en su fisonomía unos llamativos ojos azul
celeste. Viste con un poncho negro de seda fina y unas sandalias del mismo
color. Lleva puesto un delantal muy gracioso de color morado con motas verdes.
Le sorprendió lo envejecido que estaba.
Shieska apareció en el comedor…
—Hola padre –mientras sus espíritu se
condensaba formando una silueta visible al ojo–, “siento no poder probar ni
oler tu exquisito guiso, lo echo de menos papá.”
—¡Hija mía! ¡Gracias a Rossthar, no
puedo creer lo que veo! ¿Realmente eres tú?
—Sí padre soy yo. He viajado con mi
energía consciente para poder veros.
—¡Qué ganas tenía de saber de ti!
–afirmó con un suspiro emocionado mientras dejaba inconscientemente caer al
suelo el cazo que tenía en su mano–. ¿Cómo estáis? ¿Os encontráis bien?
¡Cuéntamelo todo por favor!
—“Estamos muy bien. Os hecho tanto de
menos.”
—Lo sé mi princesa, nosotros también
–sus ojos se humedecían–. Hija mía, cuéntame cosas sobre vosotros ¿Dónde os
encontráis? Estoy deseando oírte.
—“Lo sé papá, poco a poco te lo iré
explicando.”
Shieska le puso al corriente de todos los detalles...
—Shieska, lamento muchísimo el decirte
esto, y sobre todo porque el resto de la familia no han podido sentir tu
presencia, deberías regresar, no debes retrasar tu regreso demasiado tiempo,
puesto que un viaje astral tiene un tiempo limitado y puede ser peligroso.
—“Pero es que tengo muchas ganas de
ver a todos” –se lamentó.
—Ya lo sé hija mía, te entiendo. Pero
tranquila, ya regresarás en otro momento y podrás conversar con tu madre y tu
hermano con más tranquilidad, ¿no te parece?
—“Tienes razón padre. Os prometo que
regresaré muy pronto.”
—Cuídate mi amor y saluda a todos de
nuestra parte. Os deseo lo mejor.
Shieska se despidió muy emocionada. Aunque sus lágrimas físicas no las
poseía, podía sentir como caían por sus mejillas etéreas.
A su regreso, Renstor, al igual que su ángel protector estaba
esperándola muy nervioso. Shieska abrió los ojos muy lentamente. Se incorporó
de su camastro y asomándose por la puerta lo encontró sentado en el suelo. Se
quedó en silencio contemplándolo con mucho amor… Renstor es alto, metro
ochenta, esbelto y atlético; rasgos suaves con mandíbula ligeramente alargada y
sus ojos, de verde claro que resplandecían con el sol. No lleva ningún tipo de
pelo, puesto que le aplicaron una sustancia formada por un tipo de hongo para eliminarlo.
En la cultura de Nhartep no acostumbran a llevarlo, puesto que lo suelen
eliminar. Desde muy niños les extienden una sustancia por el cuerpo, formada
por unos hongos microscópicos llamados chíris*.
Shieska le puso sus manos sobre los ojos y le dio un profundo beso.
Recordaba por qué se quedó prendada de él: su carácter, simpatía, su
atrevimiento, por ser muy trabajador, su peculiar educación, por ser muy
ingenioso, extrovertido y un soñador. Eran facetas que se marcaron en el
interior de su alma.
Después de este breve recuerdo se limitó a contarle con todo detalle el
encuentro con su familia…
—En una próxima visita a mi familia
vendrás conmigo, ¿te parece? –preguntaba Shieska a Renstor mientras le daba un
pequeño masaje en el cuello.
—Me gustaría hacerlo, ¡claro que sí!
Estaré preparado para el momento que tú me digas. Ahora tenemos que reunirnos
con la comunidad, tenemos que ultimar los detalles del viaje para la búsqueda
de supervivientes.
—Me parece perfecto. Sabes que tiene
que ser un pequeño grupo de elegidos ¿verdad?
—Tranquila, más o menos ya tengo
claro quiénes serán.
Nuestros amigos y los supervivientes criogenizados habían organizado una
comunidad, los cuales y según iban pasando los años iban uniéndose con otros
supervivientes de regiones cercanas. Al contactar con la primera comunidad
cercana, lograron ponerse al corriente de la existencia de otros supervivientes
repartidos por todo el planeta. Comprobando además, que estaban conectadas
entre todos por radio frecuencias de onda corta. Esta comunidad fue aumentando
hasta llegar a los mil ciento cuarenta individuos entre hombres, mujeres y
niños. Su moneda de cambio es el trueque, ya sea con productos alimentarios
como todo tipo de objetos que iban consiguiendo según sus habilidades.
Shieska, en uno de sus viajes astrales de reconocimiento y localización
de grupos de supervivientes, contactó con una mujer llamada Catherine (la
eligió a ella puesto que parecía ser la más receptiva mentalmente de todo el
grupo). Después del primer susto del contacto pudo entablar una conversación
fluida con ella. En esta comunicación averiguó quien era el líder y en qué
estado se encuentra la comuna. También se logró enterar de algo grave que
estaba sucediendo en estas últimas semanas: algún animal desconocido y además
bastante agresivo y peligroso había acabado con la vida de un hombre de mediana
edad y un chico adolescente. Por lo visto todos se encontraban muy preocupados,
puesto que después de haber hecho una batida durante veinticuatro horas
seguidas no encontraron ningún rastro de este peligroso animal. Las únicas
huellas que encontraron cercanas a las victimas procedían de alguien humano y
que debería de ser de gran tamaño. No encontraban ninguna explicación
convincente a todo ello. Eran momentos bastante tensos para toda la comuna, por
lo cual se decidió hacer guardias durante todas las noches para sentirse más
seguros.
Robert y Christian eran los que habían llevado el control de la comuna
desde el principio hasta convertirse en los guías. Habían transcurrido cinco
años y habían logrado un poder indiscutible para los demás. El motivo por el
cual se convirtieron en líderes Roberto y Christian, fue por su gran habilidad
manipuladora, ser inteligentes y preparados para salir de las dificultades y
entrenados en supervivencia. Lo poco que se sabe de Robert es: que fue militar
y el único que posee armas y munición. Por sus antecedentes le apodaron
“Militar”. Disponía de dos pistolas: una Glock 69 alemana y una
Smith&Wesson XL–100, de 9 milímetros, ambas digitales y electrónicas con
visor de láser y visión nocturna. Pero había algo en él que inquietaba a toda
la comunidad, poseía un acento extraño, su físico era fuera de lo común y
poseía una mirada inquietante, que con la cual si él lo deseaba producía
nerviosismo y temor. Christian había sido un político corrupto cuyo hobby más
importante, era hacer terapias de guerrillas en un club muy famoso de Los
Ángeles. Que por el mismo motivo fue apodado, “Político.”
Manejaban un equipo de radio rudimentario que se pudo salvar del
holocausto. A través de él se supo de las capacidades extraordinarias de
Shieska y sus amigos. Las habilidades de Shieska era lo más comentado a lo
largo del planeta. Ellos eran los que habían organizado las batidas en búsqueda
de “la bestia asesina,” como la habían denominado. Cuando Catherine les informó
del contacto que había tenido con Shieska, en una primera impresión pensaron
que sería bueno para los negocios y adquirir poder sobre otras comunas; pero al
mismo tiempo no les hizo mucha gracia puesto que esa mujer poseía unos poderes
desconocidos para ellos y al mismo tiempo muy poderosos ¿poder mental de
telepatía unido al de viajar con su espíritu a grandes distancias? ¡Es
demasiado! No se lo terminaban de creer. Pero si realmente fuese así, era ¡demasiado
poder! ¡Sería una amenaza para ellos! Por este motivo habían decido estar muy
atentos y preparar un plan por si no fuese beneficioso el contacto con estos
supervivientes.
En la comunidad Rochooas –así se denominaba la comunidad de nuestros
amigos en arkeep–, cuya traducción sería esperanza, el nombre fue elegido por
Shieska, pues pensó que era adecuado por el futuro de todos los que la
habitaban. Se encontraban muy ocupados en los quehaceres de desarrollar y
perfeccionar la comunidad. Algunas chicas querían intimidad y habían solicitado
tener su propia choza, a las cuales las denominaban por sentirse más
familiarizados con su anterior vida, casa. Y en ello estaban ocupando el tiempo
en esos días…
Renstor, cabalgaba en unos de los dos únicos caballos de Nhartep. Justo
cuando llegaba al campamento donde estaban terminando de ampliar dos casas, una
chica se cruzó en su camino bruscamente sorprendiéndolo; y con un acto reflejo
detuvo su caballo…
—¡Ten más cuidado, podría haberte
pisado con el caballo! –advirtió Renstor ligeramente molesto puesto que podría
haberle producido algún tipo de daño.
— Oh! Perdona no me había dado cuenta
–era una superviviente de las que fueron criogenizadas. Carol de unos treinta
años, con pelo rubio y largo, de tez blanca, ojos almendrados y azules. Lleva
una peca graciosa en la mejilla derecha. Su característica más llamativa de su
personalidad es el ser muy presumida. Su mejor arma, su belleza. Le habían
puesto un apodo que le iba como un anillo al dedo, Presu-. Se le quedó mirando
de una manera exageradamente embelesada. Sabía que él tenía pareja, sin embargo
ella no podía dejar de sentirse atraída. Había que reconocer que Renstor tenía
algo especial y ahora mismo se sentía impresionada al verlo subido en la
montura de su caballo –pensó ella mientras su corazón palpitaba aceleradamente.
—Creo recordar que esta casa es para
ti ¿verdad? –preguntó Renstor con una
sonrisa.
—Sí. Y te doy las gracias por ayudar a
terminarla tan rápido.
—Tranquila, aún no se ha acabado, nos
queda parte de la tarde para finalizarla.
—Está quedando muy bien, me gusta.
—Pues te dejo, no hay que perder más
tiempo. Me gustaría que la estrenases hoy mismo.
—¡Oh, vaya! –quejándose muy mimosa–.
Me apetecería estar un ratito charlando contigo.
—Lo siento, tendrá que ser en otro
momento –se despidió educadamente.
Las casas que se están construyendo son al estilo de Nhartep: bajas y
con forma redondeada, separadas unas de otras con unos ocho metros cuadrados a
la redonda aproximadamente, espacio suficiente para no darse sombra ni
molestarse unos a otros. Sus tejados son de color pizarra y con forma cónica,
para favorecer las lluvias torrenciales. La ventana es amplia y alargada; a
modo de cristal protector y con la peculiaridad de poder dejar entrar la luz, se
habían utilizado grandes losas labradas de mineral de cuarzo. Shieska, Yousho y
Rinha poseían la característica de poder localizar cualquier tipo de mineral
por su emisión característica de energía.
Ahora toda la comuna se encontraba reunida alrededor de un fuego tenue
con las brasas al mínimo. Acababan de cenar y se encontraban charlando, o más
bien haciendo preguntas sin cesar a Shieska. Era el momento del día en el cual
todos esperaban con ilusión...
—¿Cuándo vas a comenzar a explicarnos
como controlar nuestro cerebro? –preguntó Carol a modo de queja.
—Debéis de saber que vuestro cerebro,
forma parte de un cerebro primitivo. Aun siendo el que más años ha
evolucionado. Todavía os quedan muchos para superar ese cerebro primitivo. Así
que deberéis de tener un poco de paciencia, debe de ser poco a poco,
primeramente tenemos que reeducar nuestro cerebro. El objetivo central no es
otro que enseñar a rediseñar vuestro cerebro y entrenarlo para sacarle de sus
cómodos automatismos de forma voluntaria y consciente, para que vaya creando
nuevas secuencias de circuitos neuronales, renovados y hábitos ventajosos. De
esta manera llegaréis a plantar las bases para controlar vuestro cerebro.
—¿Cómo sois capaces de curar?
–preguntó una chica muy delgada y bajita con dos coletas a ambos lados de la
cabeza.
—Todos pensáis que lo hacemos con
nuestro poder mental, pero la verdad es que no es así. Nosotros somos meros
intermediarios. Quien realmente cura es la energía curativa del universo entero
que nos rodea. Pero os advierto de algo muy importante: La energía no tiene
signo positivo ni negativo, es como vosotros la empleéis, si es para el mal,
puede hasta matar, pero eso sí esa mala energía acabará volviéndose contra ti.
Por eso quedaos con este mensaje: siempre emplearla para el bien, los
beneficios serán infinitos, si la empleáis para el mal, el daño será
catastrófico.
—Hola Shieska, me llamo Philip –era
un Inglés extremadamente delgado pero con una peculiaridad, era muy aseado,
siempre su aspecto era el de una persona limpia y cuidada–, Y ha llegado a mis
oídos de que en la comunidad existe un grupo de gente que fueron salvados de
una muerte segura al estar congelados. ¿Eso es cierto?
—Hola Philip, sí que es cierto.
Nuestros amigos fueron colocados en estado de crio conservación o sueño frio.
Es según creo recordar una especie de vitrificación llamada crio protector, que
con la cual suprime las cristalizaciones o forma de cristales en las células.
Esto evita que no rompa el hielo la estructura de las células. Según creo tenían
así a enfermos con: tumores malignos, es decir contaminados con enfermedades
incurables. Y también había otro grupo que los tenían como experimentación pero
en estado saludable. Que este es el caso de nuestros amigos los que hemos
podido salvar milagrosamente.
—Shieska, ¿qué sucede con el alma
mientras están congelados? –volvió a preguntar Philip.
—Una muy buena pregunta. Vamos a
empezar por lo más sencillo y básico. Somos físico, cuerpo; y somos alma,
espíritu. El alma, que es etérea, no tiene materia, y necesita de ella, de lo
concreto, para estar en la tierra y elige un vehículo para alojarse, el cuerpo.
Ambos van juntos, sin embargo en algunos momentos, mientras el cuerpo descansa
y se recupera, el alma sigue aprendiendo, viajando, comunicándose, y lo hace en
el plano astral. El estado de crio conservación, vendría a ser muy parecido al
viaje astral. Mientras el cuerpo está aletargado; el alma no está quieta. Puede
ir adónde desee y relacionarse con quién quiera, vivir experiencias únicas y
muy especiales.
Las preguntas se sucedieron a lo largo de dos horas y Shieska, no
desfalleció en ningún momento y menos perdió un ápice de su emoción e interés
por enseñar todos sus conocimientos a sus amigos de la comunidad.
—Y ahora creo que ha llegado el
momento de dejarlo para otro día –intervino Renstor levantándose y dirigiéndose
a todos–. Se ha hecho tarde y creo que Shieska ya ha hablado bastante por hoy.
¿No crees? –preguntó mirándola
con una sonrisa, mientras la mayoría se lamentaba de que no continuase la
charla. Todos, hombres, mujeres y niños se quedaban totalmente hipnotizados de
las palabras de Shieska.
—Si tienes razón. Es importante que
nos vayamos todos a descansar puesto que tenemos muchísimas cosas importantes
que hacer. Y os recuerdo que pongáis en práctica ¡ya! todas mis enseñanzas
–todos sonrieron y asintieron felices, puesto que habían sido testigos de unos
conocimientos de un nivel envidiable para todos los demás supervivientes del
planeta. Y todos se fueron comentando la charla a sus respectivos lugares de
descanso.
A la mañana siguiente y cuando el sol saludaba asomándose por entre las
montañas lejanas, Shieska se encontraba en un pequeño riachuelo cercano lavando
unas prendas. De pronto sintió una desazón interior. Algo malo estaba ocurriendo
a su familia, sabía que con sus intuiciones nunca se equivocaba. No se lo pensó
dos veces y mentalmente avisó a Renstor de urgencia. Le explicó que necesitaba
ir de nuevo a visitar a su familia, ocultándole su verdadera inquietud para no
preocuparlo. Renstor la comprendió animándola a realizar el viaje en cuanto
ella quisiera. Shieska no quiso demorar más su intranquilidad sugiriéndole
hacerlo ya. Y bajo la protección de Renstor inició de inmediato otro viaje
hacia el futuro…
Reapareció en su casa, allí no había nadie. Mentalmente contactó con sus
padres, se encontraban en casa de Ainasha, toda su familia se había reunido
allí y notó que se encontraban todos muy nerviosos y contrariados y
¡sorprendentemente muy envejecidos! Ella tenía ganas de saludar a toda su
familia y amigos, pero se encontró en la peor circunstancia que ella se podía
haber imaginado. Los saludos y las emociones se entremezclaban entre la alegría
por volverse a encontrar y una terrible circunstancia...
—Y ahora qué os he saludado a todos,
¿alguien me puede explicar qué ha sucedido? –mentalmente captaba muchos
pensamientos entremezclados de preocupación que la aturdían y no era capaz de
centrarse en ellos, por ese motivo necesitaba una aclaración lo más rápido
posible.
Los padres de Ainasha estaban llorando desconsolados. Y el padre de
Shieska se acercó a ella iniciando una explicación…
—Shabianna, la hermana de Ainasha ha
desaparecido con el Sharker…
—“¡Que dices! ¡No puede ser! ¿Estáis
completamente seguros?” –preguntó Shieska muy angustiada e incrédula por lo que
había sucedido.
En medio de una gran tristeza
los padres de Shabianna, Themila y Renhero, añadieron...
—Tristemente ha sido así no existe
ningún tipo de duda, puesto que hay testigos de su desaparición engullida por
el Sharker.
—¡Esto es increíble! –se quejó
gravemente Shieska–. “¿Pero cómo ha podido suceder? Siempre le hemos dicho que
se mantuviese lo más alejada posible.” Themila,
dirigió su mirada angustiada hacia Shieska. Vestía con un conjunto discreto de
camisa y pantalón del mismo color crema. Es bajita y de complexión flaca.
Debido al enorme sufrimiento, poseía una mirada triste y ojerosa. Entre
sollozos y casi sin poder hablar le explicó…
—Según me he enterado por su amiga
Loosh –interrumpió su explicación
mientras se sonaba la nariz–. Había hecho una amistad con un hombre. Perdóname,
pero desconozco la identidad. Según me ha dicho su amiga se iba a encontrar en
la zona de las montañas. Por ese motivo se arriesgó tanto en ir a ese lugar
sabiendo que el Sharker atravesaría una zona muy cercana al lugar del
encuentro.
—“¿Dónde se encuentra Ainasha?”
–preguntó Shieska muy intrigada por no haberla visto con su familia.
—No lo sabemos… –intervino ahora
Renhero muy afligido. El padre de Shabianna es muy alto y corpulento. Su cara
es amplia y curtida, con unas cejas espesas y unas orejas largas. Vestía con un
mono de trabajo de color blanco–. Lo último que nos dijo es que se iba a un
lugar tranquilo para buscar a su hermana.
—“Os pido tranquilidad a todos"”
–afirmó pausadamente Shieska–. “Estoy segura de que la encontraremos sana y
salva. No perdáis la ilusión. Os prometo que no cejaré hasta que la encuentre.
Y ahora me vais a perdonar pero necesito hablar como sea con Ainasha. Es muy
importante comenzar cuanto antes con su búsqueda.”
Shieska enseguida detectó donde se encontraba Ainasha. Poco después de
despedirse de todos se dirigió a su lugar secreto en la montaña. Allí sabía que
la podía encontrar. A la velocidad de la luz giró por varios túneles, llegó al
interior de una gran caverna de unos cuatro pisos de altura y unos mil
ochocientos metros cuadrados aproximadamente. Era un lugar hermoso, salpicado
de estalactitas y estalagmitas por doquier, unas finísimas y otras que llegaban
a tener hasta un grosor de medio metro. En el centro había un pequeño lago de
agua dulce, de unos cien metros cuadrados abastecido por una catarata que se
precipitaba en vertical desde unos veinte metros. El agua caía con tanta fuerza
que provocaba un ruido ensordecedor. Estaba todo tal cual lo recordaba.
Cruzó el lago y al fondo atravesó fugaz una pequeña fisura en la pared,
llegando por fin a otra cueva más pequeña; ésta tenía unos dos metros de altura
y treinta y cinco metros cuadrados. Las paredes estaban cubiertas de estanterías
llenas con libros y de muchos objetos pertenecientes del pasado de Nhartep.
Ella no podía oler, Pero el ambiente húmedo se podría percibir con intensidad a
un tipo de moho característico de la gruta.
En un rincón había un camastro donde encontró a Ainasha sumida en un
estado de trance. Junto a ella, una hoguera con sus brasas medio apagadas.
Recordó el olor a brasas que le acompañó tantos años cuando ella disfrutaba de
esta gruta. Le traía tan bonitos recuerdos –recordó con nostalgia todo
aquello–.
Shieska se sentó junto a su amiga e intentó contactar mentalmente con
ella. Percibió su angustia y su desesperación. Estaba viajando con su Energía
Consciente, intentaba seguir el rastro de su hermana pero le resultaba
imposible. Por un instante las dos conectaron en otro plano etéreo…
—“Ainasha, mi gran amiga, soy yo
Shieska. Ceja en tu empeño de su búsqueda, así no la vas a encontrar.”
—“¡Shieska, que alegría! ¿Pero qué
haces aquí?”
—“Regresemos a nuestros cuerpos y te
explicaré.”
Y así fue después de la sorpresa y la alegría del encuentro, Ainasha y
Shieska regresaron a sus respectivos cuerpos…
—¡Hola Shieska, que gozo verte! ¡Y
qué joven estás! –Ainasha realmente aparentaba diez años más mayor, eso volvió
a sorprender y alertar a Shieska–. La última vez que me visitaste no tuvimos
intimidad para charlar un poquito de nuestras cosas… ¡Ohh Shieska…! –se derrumbó entre sollozos–. No la
encuentro, no consigo detectar ningún rastro.
Ainasha era alta, y le gustaba vestir de verde al igual que el color de
sus ojos. Su cara redonda y de rasgos suaves, en los cuales destacaba una
mancha de nacimiento en su mejilla derecha en forma de haba. Le gusta hablar
mucho y como goza de gran memoria, siempre saca a relucir las situaciones
pasadas; ahora sí, nunca molesta a quien la escucha pues suelen ser buenos y
hermosos recuerdos.
—“Calma cariño. Sé que has hecho todo
lo que has podido. Si el Sharker la ha enviado a otro plano de existencia, ya
sea pasado o futuro, es muy complicado de rastrear. Tú sabes que yo he practicado
muchísimas veces estos viajes tan peligrosos. No te preocupes, que yo la
encontraré. Te lo prometo aunque me cueste la vida.”
—¡Cuidado con lo que haces! ¡Tu vida
es muy importante! No deberías arriesgarte tanto.
—“Tranquila Ainasha, me conoces y
sabes que soy muy prudente. ¿Me dijiste que te ibas a casar dentro de muy poco
verdad?” –preguntó intentado cambiar el tema para tranquilizarla.
—Sí, estaba planificado para dentro de
un mes. Pero en vista de lo sucedido no tenemos más remedio que retrasarlo.
—“Lo comprendo. Pero dudo mucho que
lo retrases más tiempo. Ya verás cómo será una ceremonia preciosa.”
—Seguro que sí. ¡Oh, Shieska! ¡Te
hecho tanto de menos! Mi existencia sin ti no es lo mismo. Parece que me falta
algo, es como si mi vida fuese incompleta. Siento un desasosiego muy grande en
mi corazón.
—“Es normal Ainasha, tú y yo
estábamos muy unidas. Y por supuesto yo también te echo mucho de menos, no lo
dudes en ningún momento.”
—Y a vosotros ¿cómo os va en esa otra
vida?
—“Muy bien. La verdad que nuestra
historia de amor está colmada de aventuras, tenemos pocos momentos de
tranquilidad. Ahora tenemos una responsabilidad muy grande; imagínate, somos
los que sembramos la semilla de este futuro ¿te lo puedes creer?”
—¡Me parece algo increíble! ¿Eso es cierto,
o estás bromeando conmigo?
—“Sí Ainasha. Ya he comprendido por
qué ha sucedido todo esto. El gran Rossthar nos ha encomendado una misión. Y
aunque me pese y tenga que abandonar toda mi vida y sobre todo a mis seres
queridos. Tenemos que realizar su gran proyecto.”
—Lo que no puedo entender ¿cómo es
posible que hayas vivido conmigo en el futuro y ahora estés viviendo en el
pasado que forjará nuestro presente? ¿Es que acaso tu futuro conmigo y con tu
familia dejará de existir?
—“Muy buena pregunta. Pero no sé la
respuesta exacta amiga mía. Estoy intentando descubrirlo. Lo que estoy
observando es que cada vez que vengo sois más viejos comparados conmigo. Lo que
sí te puedo decir es que el tiempo tal como lo conocemos, no existe en el
Universo. Quizás el futuro nos depare más sorpresas de lo que pienso y soy
capaz de comprender. De momento vamos a centrarnos en tu hermana ¿de acuerdo?”
—Sí tienes razón. ¿Qué propones?
—“Tu madre me ha comentado que ella
había conocido a una persona y que se iba a encontrar por esta zona. ¿Sabes
algo?”
—Muy poco. Sé que conoció a alguien y
que tenía relación con unos libros y una afición mutua pero nada más.
—“Bien entonces debería hablar con la
amiga de tu hermana…”
—La conozco por su apodo, Loosh*.
—“¿Loosh?” –preguntó intrigada.
—Sí, se lo pusieron con cariño por
gustarle mucho las flores ¡Es verdad! ¿Cómo no se me había ocurrido antes? ¡Es
posible que nos de alguna información importante!
—“Si te parece déjamelo a mí, tú
deberías estar con tu familia, pues están muy preocupados y necesitan de todo
tu apoyo ¡Ah! Y por supuesto te recomiendo que contactes con tu futuro marido,
¿cómo se llama?”
—Mhonts. Tienes razón. Están todos
muy preocupados por mí, siento sus esencias que quieren contactar conmigo.
Ahora mismo necesito a Mhonts a mi lado para abrazarlo. Shieska, siempre has
tenido conmigo el mejor de los consejos y sabes lo que realmente necesito. ¿No
sé cómo lo haces?
—“Porque te quiero y además hemos
convivido desde muy pequeñitas. Ahora si te parece me podrías dejar sola.
Necesito pensar en soledad, ¿de acuerdo?”
—Como quieras. ¡Adiós Shieska! –se
despidió con una sonrisa forzada intentando disimular su preocupación.
—“Adiós Ainasha. En cuanto tenga
alguna novedad, tú serás la primera en saberlo.”
—Muchas gracias –tocándose la mano en
los labios y luego en la frente le regaló un beso.
Shieska se quedó contemplando su rincón secreto. Dio una ojeada a la
estantería repleta con los libros que tantos buenos recuerdos y vivencias
compartió. Algo le llamó la atención ¡en la estantería había un hueco vacío!
No recordaba haberlo
dejado así. Ahora se daba cuenta que estaba todo revuelto y fuera de lugar. Se
sobrecogió ¡faltaban los pergaminos de toda la sabiduría de la humanidad! ella
poseía la responsabilidad de salvaguardar todos los conocimientos adquiridos
por todas las civilizaciones pasadas y futuras. ¿Habrá sido Ainasha? Ya lo
averiguaría en otro momento. Ahora decidió regresar con Renstor. Llevaba
demasiado tiempo fuera de su cuerpo y podría ser peligroso. Así que inició el
viaje de regreso.
En la comunidad, Renstor durante el tiempo que estaba protegiendo a
Shieska recibió una desagradable noticia: Elisabeth había sufrido hacía pocos
instantes un accidente, le había caído un pesado tronco sobre su pie.
Desgraciadamente el incidente sucedió al cortar un árbol para utilizarlo en la
creación de un almacén para alimento de los animales. Al darse cuenta de que
tenía que dejar a Shieska sola, decidió avisar a Rinha para que lo sucediese en
esa labor. Para él Shieska era siempre lo primero. Pero como la gravedad de la
situación apremiaba, mentalmente la llamó. A los pocos minutos Rinha hacía acto
de presencia entrando por la puerta.
Rinha es de estatura bajita. De tez morena, sus rasgos dulces, su nariz
es respingona, de labios carnosos y con unos ojos azules preciosos. Lo que más
llama la atención es su voz, tan suave y melódica que embelesa a quien la
escucha. Es alegre, trabajadora. Y su peor defecto es que es un poco
desordenada.
—Hola Renstor ¡Qué desgracia lo de la
chica, ha tenido que sentir mucho dolor!
—¿Quién se encuentra con ella?
—Ahora mismo hay varios hombres
intentando ayudarla, pero por lo visto el tronco es demasiado pesado y
necesitan de tu ayuda. Puedes irte tranquilo, ya me quedo yo ¿Está haciendo un
viaje de expedición, verdad?
—No
–carraspeó–, está visitando a su familia.
—¿Pero estos viajes no son peligrosos?
—Ella sabe lo que hace. Yo confío
plenamente. Sé de tu preocupación y te lo agradezco. La conoces y sabes que no
haría nada descabellado. Muchas gracias. Shinaap Rinha –se despidió preocupado.
—Shinaap Renstor. Y puedes ir
tranquilo, de aquí no me moveré hasta que regrese mi amiga.
Renstor tiró de las riendas para
que el caballo cabalgase lo más rápido posible. De camino se concentró
mentalmente en Shieska. No logró ningún tipo de respuesta ni de contacto. En lo
más profundo de su alma rogaba porque no le sucediese nada malo. Así mismo se
decía...
—“Debo de confiar en ella. Sabe
cuidarse de sí misma y seguro que se encontrará bien.”
Renstor al llegar al lugar de destino, dejó a su caballo para que se
dedicase a mordisquear la hierba y se apresuró a reunirse al grupo que rodeaba
a Elisabeth. El tronco que aprisionaba la pierna era muy pesado y necesitaba de
la fuerza de varios hombres al mismo tiempo.
A los chicos que querían ver lo que pasaba les ordenaron que se alejasen
de allí, pues lo único que hacían es molestar. Susan de 13 años y Billy de 12
indignados y murmurando por lo bajo, se alejaron del lugar acercándose al
caballo. Era un animal que a los chicos les encantaba y se dedicaron a
acariciarlo.
Rinho, el caballo de Renstor impresionaba por su hermosura y
majestuosidad. De color azabache con una mancha blanca que le recorría desde
las orejas hasta el hocico, en esa misma mancha blanca, posee seis pequeños
cuernos, indicando que es un gran macho. Su pelaje brillaba a la luz del astro
sol. Susan lo acarició suavemente y Rinho respondió agitando su hocico y
pataleando suavemente con su pata derecha muy complacido por ello.
Entre todos levantaron el tronco y se alegraron al ver que la pierna
estaba en mejor estado de lo que habían pensado. Elisabeth había tenido mucha
suerte puesto que el extremo del tronco había caído sobre una gran piedra
semienterrada, gracias a ello no había terminado de aprisionarla del todo. Si
no hubiese sido por la piedra, se podría decir que la pierna la hubiese perdido
totalmente.
—¡Menos mal! –se dirigió Renstor a
Elisabeth–. Solo tienes la pierna con un ligero traumatismo, parece ser que te
ha producido una magulladura y un pequeño esguince. Ahora lo que necesitas es
descansar. Te llevarán a tu hogar y con un poco de cuidados te pondrás bien en
seguida.
—Muchas gracias a todos –agradeció–.
Me habéis tratado con mucho cuidado. Y a ti Renstor te pido disculpas puesto
que no sé si estaré recuperada para iniciar la expedición.
—Eso es lo de menos. Tú intenta
recuperarte, ¿vale?
Elisabeth asintió con una sonrisa.
Renstor, notó la presencia de Shieska, dándole un vuelco el corazón…
—¡Hola Renstor! –apareció en escena
Shieska sorprendiéndolo gratamente–. Rinha me lo ha explicado todo. Menos mal
que no ha sido nada grave. Luego pasaré y te practicaré unas curas que te
vendrán muy bien –le dijo a Elisabeth. Después se acercó a Renstor y con un
gesto más serio de lo normal, le propinó un cariñoso beso en la boca.
—¡Qué alegría verte! –exclamó Renstor
sumamente contento pero al mismo tiempo extrañado por la cara de circunstancias
que tenía Shieska–. Estaba muy preocupado por ti.
—Sabes perfectamente que sé cuidarme
de mí misma. Pero comprendo tu intranquilidad. Sé que has estado muy
intranquilo por mí.
—¿Te ha ido bien con tu familia? ¿Te
noto muy seria?
—Los he visto, sí. Y el que me hayas
notado seria, tiene un motivo y es grave.
—Necesito lavarme en el arroyo. Si te
parece de camino me lo explicas, ¿te parece?
Mientras caminaban al arroyo cercano a un punto donde las aguas se
encontraban más tranquilas y de baja profundidad. El aire se levantó moviendo
al unísono las ramas de los árboles, Se podía escuchar el sonido de sus hojas
al compás. En ese instante, Shieska comenzaba su explicación…
—He visto a mi familia y a la de
Ainasha... –su voz se entrecortó y los ojos se humedecieron–,...me han dado una
terrible noticia –humedeció sus labios consternada–. El Sharker se ha llevado a
Shabianna, la hermana pequeña de Ainasha, ¿recuerdas quién es Ainasha?
—Creo que sí. ¿No es tu mejor amiga
de Monthar?
—Sí. Y casualmente con su hermana
pequeña tenía mucha afinidad. Es una chica tres años más joven pero
increíblemente madura e inteligente. Posee una vitalidad y una alegría que
contagia a quien se encuentre a su lado. Me comentaba muy a menudo que le
gustaría mucho ser como yo ¡Es una desgracia!
—¿No es muy raro que el Sharker pase
varias veces por tu pueblo? Son demasiadas casualidades, ¿no crees? Según me
habías explicado en alguna ocasión, el Sharker se va desplazando por todo el
planeta y para que coincida en una misma zona es prácticamente imposible. Y sin
embargo me llevó a ti y ahora se ha llevado a tu amiga.
—No Renstor. El espacio –tiempo es
más complicado de lo que crees. Nuestro viaje al pasado, aunque nos parezca que
ha sucedido en un corto espacio de tiempo, allí en el futuro han pasado muchos
años. De hecho he encontrado a mis seres queridos tremendamente envejecidos. Lo
que he llegado a saber en mis experiencias es que los viajes por el tiempo
deben de ser lo menos impactantes posibles.
—¿Qué quieres decir?
—Que no debes de variar nada, ni
mucho menos inmiscuirte en el lugar a donde hayas viajado, pues el futuro
variará. Y no sé hasta qué punto puede afectar, el que yo me meta en los
problemas que están sucediendo, si en positivo o en negativo.
—¿Has pensado que nosotros nos estamos
inmiscuyendo y afectando el tiempo al que hemos sido trasladados?
—Sí claro que lo he pensado y lo estoy
estudiando y analizando. Ahora no es el momento de hablar de este tema. Tengo
algo más importante que solucionar.
—Tienes razón. ¿Se sabe a dónde la ha
llevado el Sharker?
—No –respondió tristemente–. Por
desgracia la ha llevado a otra dimensión. No sabemos si está viva o a… muerto.
—Seamos positivos Shieska, como tú
muchas veces me dices. Confiemos en que ella haya sobrevivido y se encuentre
bien en algún lugar.
—¡Y si se encuentra sola! ¡Sin nadie
que la ayude! ¡Tenemos que buscarla! –suplicó con gesto triste. Su mirada se
centró en los ojos de Renstor. Al mismo tiempo una lágrima resbalaba por su
mejilla.
—¿Buscarla? Cariño, ¿sabes lo que
estás diciendo? –interrogó con prudencia, intentando no herirla en sus
sentimientos–. Puede estar en cualquier parte del universo o plano de
dimensión. Y si está…
—¡No! Presiento que está viva, sé que
no se ha desintegrado ni ha ido a parar a algún planeta inhabitable. Tenemos
que intentarlo ¡No nos podemos quedar sin hacer nada!
—Está bien, está bien. Me has
convencido. De todos modos sé que ibas a hacer al final lo que tú deseas.
Cuando quieras iniciamos el viaje –afirmó mientras la sujetaba suavemente por
los hombros. Ella se quedó pensativa durante unos segundos para responder…
—Lo siento Renstor. Es importante que
vaya yo sola –sentenció de forma tajante.
—¿Tú sola? Ni hablar. Iremos los dos
juntos –contestó cortante y
ligeramente molesto.
—Renstor cariño, Puede ser peligroso…
—Por ese motivo no te quiero dejar
sola –interrumpió
acalorado.
—Tú no tienes suficiente experiencia
en viajes entre diferentes planos de existencia o interplanetarios.
—Es cierto. Pero estaremos juntos y
tú me ayudarás.
—No puede ser Renstor, interferirías
con tu propia energía la búsqueda. Yo no podría estar lo suficientemente
concentrada al estar pendiente en protegerte. Además, ¿recuerdas que teníamos
previsto un viaje para entablar contacto con otra comunidad?
—Tienes razón, lo había olvidado ¡los
supervivientes del Suroeste!
—Es algo muy importante y no lo podemos
demorar. Recuerda que en el último contacto que tuve con ellos, tenían un grave
problema con algún tipo de animal que había despedazado a dos personas. Esperan
nuestra ayuda y tú lo sabes.
Renstor se quedó unos momentos en silencio, meneaba su cabeza de un lado
a otro levemente. No estaba muy convencido de las explicaciones de Shieska.
Ella telepáticamente sabía lo que estaba pensando Renstor y cuál era su
preocupación.
—De verdad no tienes que preocuparte
por mí. Sabes perfectamente que tomo muchas precauciones y medito mucho mis
acciones. Y si veo que puedo topar con algún tipo de problema regreso
enseguida. Recuerda que astralmente te puedes mover a velocidades más allá de
la luz, ya sea entrar o salir de algún lugar en concreto. Por ese motivo podemos
viajar al pasado y al futuro. ¡Venga cariño! –mientras le daba un beso en la
boca–. ¡Confía en mí!
—Está bien –contestó a
regañadientes–. Siempre haces lo que quieres –afirmó sonriente–. Pero recuerda,
tienes que estar en contacto conmigo, ¿de acuerdo?
—¡Hecho! Pero también tienes que saber
que yo estaré más preocupada por ti. Vas a hacer un viaje a un lugar
desconocido, con personas que no conocemos físicamente y encima existe una
bestia que devora seres humanos.
—Tienes razón Shieska. Los dos nos
preocuparemos de mantenernos a salvo y no meternos en problemas. Shieska…
—¿Qué sucede Renstor? –percibiendo que
se encontraba un poco triste.
—Es todo tan complicado, tantos
problemas en esta existencia, tanta responsabilidad por nuestra parte ¿Tú crees
que conseguiremos nuestro objetivo? ¿Crear el primer peldaño del futuro de
Nhartep?
—¡Claro que sí Renstor! –mientras
acariciaba sus mejillas–. El futuro lo conocemos, ¡y es maravilloso! Nosotros
tenemos que estar orgullosos de formar parte de los primeros cimientos que
crearán una nueva civilización. Con un salto evolutivo jamás visto en este
planeta. Sé que tenemos que ser conscientes y no ignorar que será muy difícil,
y que nos encontraremos con muchísimos problemas y dificultades. Renstor,
tenemos que quedarnos con lo más importante: que con nuestra sabiduría, poco a
poco iremos inculcando una nueva conciencia y nuevos hábitos a esta sociedad
que ha sobrevivido con un destino predeterminado, sin embargo y paralelamente a
ese destino, con diferentes caminos que tomar. Nosotros seremos los guías que
les mostraremos ese camino. ¿Estás dispuesto a ayudarme?
—¡Por supuesto! ¡Acaso lo dudas! Te
apoyaré en lo bueno y en lo malo hasta que el destino o un Sharker decidan
separarnos –recitó como si estuviera interpretando una secuencia de una
película.
—¡Tú siempre con tus bromas! ¡Me
encanta tu sentido del humor! Es por eso y por otras facetas tuyas que me
enamoré de ti –mientras se lo decía le daba un beso con pasión en la boca–.
Ahora deberíamos solucionar los problemas. Y de momento nos prepararemos e
informaremos a nuestros amigos de nuestros planes. A Rinha se lo he explicado
pero no sabe realmente lo que vamos a hacer.
—Lo entenderán y nos querrán ayudar,
ya verás.
—No lo dudo. Te quiero mucho Renstor,
parece que te haya querido toda la vida.
—Por lo menos en dos vidas separadas
temporalmente –sonrió para luego añadir con seriedad–. Yo también te quiero.
Pero escucha lo que te voy a decir: Nos amamos en el futuro, nos amamos en el
pasado. ¿Qué amor puede aguantar toda esta experiencia?
—Tienes toda la razón Renstor.
Shieska se quedó pensando unos segundos. Pues un pensamiento amargo le
vino fugaz a su mente. El viaje por dimensiones desconocidas podría ser muy
peligroso. Quizás nunca más se podrían volver a ver. Así que se le ocurrió
sugerir algo…
—Podríamos hacer algo especial antes
de iniciar nuestros planes. ¿Qué te parece?
—Por mí perfecto –después de pensar
durante unos segundos–. Si te parece, nada más comer, podríamos coger los
caballos e irnos a un lugar que…, mejor –cambiando de idea–, será una
sorpresa, ¿de acuerdo?
—Lo que tú quieras cariño –sonrió
disimuladamente puesto que ya sabía sus intenciones.
Y así fue después de comer todos juntos en comunidad, un sabroso guiso
de carne de ave, Shieska y Renstor cogieron sus caballos y salieron al galope…
Espolearon sus caballos a través del bosque alanceado por los rayos del
sol. Se encontraron con una llanura llena de arbustos retorcidos cuyos frutos,
opulentos, brillaban con un azul púrpura. Había tantos y de tan especiales
frutas y bayas dando ganas de cogerlas y darles un sabroso mordisco. Aminoraron
la marcha y llegaron finalmente a los acantilados y el mar. En silencio y con
una sonrisa brotando de sus labios contemplaron el magnífico espectáculo. Las
aguas resplandecían y besaban lánguidamente las blancas playas bajo los
acantilados. En silencio, los amantes guiaron sus monturas por senderos
empinados hasta la orilla. Allí desmontaron y echaron a andar por la arena. Las
aves marinas trazaban círculos en el aire diáfano y sus graznidos lejanos
acompañados del rumor del mar, sólo hacían que destacara más la sensación de
paz que ahora gozaban Shieska y Renstor. Encontraron una gruta seca, de mediano
tamaño, que recogía el murmullo del mar y lo repetía en un eco susurrante.
Renstor después de extender una estera de color marrón oscuro en la blanda
arena, se quedaron de pie los dos, mirándose a los ojos, colocaron las palmas
de sus manos una frente a la otra y se dieron un beso muy suave y tierno al mismo
tiempo que cerraban los ojos. Se despojaron de sus ropas lentamente. Ya
desnudos se acariciaron con sus manos mutuamente sin dejar ningún rincón de
piel por explorar. Lo hacían sin prisa, como si el tiempo no existiese y se
hubiese detenido para ellos. Hicieron el amor con pasión y ternura en la
penumbra de la cueva. Después permanecieron abrazados en silencio mientras el
día cobraba calor y el viento cedía. Por último fueron a darse un baño y
llenaron el cielo vacío con sus risas.
Ya estaban secos cuando, mientras se vestían, advirtieron que el
horizonte se oscurecía, avecinaba lluvia.
—Que rápido cambia el tiempo
–intervino Shieska apenada–. ¡Vamos a mojarnos antes de llegar a la comunidad!
Por mucha prisa que nos demos, la tormenta nos alcanzará.
—Quizá podríamos quedarnos en la
cueva hasta que pase –sugirió el, acercándose hasta apretar su cuerpo contra el
de ella.
—Sabes que yo también lo deseo
profundamente, pero será mejor que nos marchemos –respondió Shieska–. Debemos
regresar pronto, pues nuestros planes apremian.
Un fuerte aire repentino les abatió por sorpresa…
—Tienes razón –dijo con pesar–.
Vayamos a por los caballos.
Cuando llegaron a las monturas, el cielo era gris sobre sus cabezas y no
muy lejos, hacia el este, estaba lleno de revueltas nubes negras. Escucharon el
rumor de un trueno y el estampido de un relámpago. El mar se agitaba como
contagiado por la histeria de la atmósfera, rompiendo en los acantilados con un
poder abrumador. Los caballos pateaban la arena, ansiosos por regresar. Cuando
se encontraban muy cerca de llegar, grandes gotas de lluvia empezaron a caer
sobre sus cabezas y empapar sus ropas. Galopaban envueltos en el destello de
los relámpagos y el rugir de los truenos.
Regresaron a la comunidad y se dispusieron a poner en marcha sus planes.
La nube sombría todavía pululaban por el cielo y tan solo caían gotas muy finas
balanceadas por el viento que ahora era más flojo. Por lo visto la tormenta era
una gran nube solitaria y que no iba a traer más lluvia ni más tormenta al territorio.
Mientras Shieska solicitaba la ayuda de su amiga Samanta para realizar su
viaje, Renstor en el interior del tharim de Yousho comentaban los detalles de
la planificación para la expedición que debía contactar con la comunidad Hope…
—Yousho –explicaba Renstor–, tenía
pensado comentarte el posible grupo elegido para la expedición antes del
desgraciado accidente del árbol con Elisabeth. Según lo que nos dice ella, ya
está bien y se encuentra recuperada. Yo había seleccionado, siempre que te
parezca a ti bien, claro. A Elisabeth, Carlos Alberto, aunque yo prefiero
llamarlo con el mote que le han puesto hace unos meses, Casanova y por último
con Enrique José, que también podríamos llamarlo con su mote, Latino.
—Yo también prefiero llamarlos con
sus motes –interrumpió Yousho muy sonriente mientras su
perrito Choni le lamía con cariño su cara–, ¡estos latinos y sus nombres
compuestos e interminables! ¡Quieres parar ya Choni! –Choni es un perrito pequeño de unos tres
kilos de peso. Su raza pertenece a un Fox Terrier Toy. De origen americano. Su
hocico es fino y alargado con unas orejeas largas y que las suele llevar
siempre erguidas. Su color de pelo es blanco solo con tres manchas negras, una
en la parte trasera, otra en su lomo y otra en su frente. Le daba un toque muy
gracioso–. Me imagino que cerramos el grupo tú y yo, ¿no es así?
—Exactamente. ¿Te parece bien? –ahora
Choni se abalanzaba sobre Renstor con sus patitas sobre sus piernas–. ¡Hay que
ver lo cariñoso que es tu perrito!
—Es un tesorito. Yo no podría estar
sin Rinha y sin él –desde que salvó al perrito del Sharker, Choni se encariñó
con él eligiéndolo como su mejor amigo. Por ese motivo no lo dejaba en ningún
momento–. Y sobre lo que me has dicho, por mí perfecto y los demás que se
queden a cargo del campamento.
Yousho es un hombre alto y robusto, su cara y piel poseían un color
moreno muy llamativo, de rasgos duros, con una cicatriz por su lado derecho,
sus ojos de un oscuro; viste con un pantalón corto marrón pálido y una camisa
granate, la cual se ciñe a sus pectorales destacando unos impresionantes
músculos.
—Yo había pensado en iniciar la
salida pasado mañana ¿qué te parece? –preguntó Renstor mientras se rascaba la
nuca. Un insecto molesto no cesaba de pulular por su cabeza.
—Me parece bien. Necesitaba ya un
poco de aventura y aires nuevos.
A unos cuantos metros de allí, Elisabeth le estaba comentando a Presu…
—¡Estoy muy emocionada! ¡Me han
elegido a mí en la expedición! –Elisabeth es de mediana estatura, 40 años, de
constitución fuerte, de piel morena. Sus rasgos faciales están marcados por una
prominente mandíbula inferior. Posee unos ojos rasgados y pequeños de color
verde claro. No destaca por una gran belleza.
—¡Y tú estás contenta por eso! ¿Tú
eres consciente de lo mal que lo vas a pasar?
—¿Qué quieres decir? –preguntó un poco
aturdida y sorprendida.
—Pues que hay que caminar cientos de
kilómetros, si no se llega a los mil kilómetros sería de milagro. Por no decir
de los peligros de los animales salvajes que no conocemos. ¿Tú no tienes un pie
dañado por el accidente?
—Ya me encuentro mucho mejor. Yo
diría que está bien.
—¿Y si todavía no lo has recuperado?
¿Y si a los pocos kilómetros te da molestias?
Elisabeth se quedó pensativa. No había pensado el punto de vista que le
había dado Presu…
—Creo que tienes razón. Igual no
debería de ir. Podría dar problemas a la expedición y hacerles retrasar el
viaje, o lo que es peor, volver.
—Yo había pensado…, que si quieres,
me puedo sacrificar por ti y podría ir en tu lugar.
—¿Harías eso por mí?
—Por supuesto, eres mi amiga ¿no es
así?
—Entonces le voy a decir a Yousho y
Renstor que tú irás en mi lugar.
—¡Fenomenal! –se alegró dando una
palmada. Dándose cuenta de que estaba demostrando demasiada emoción, se
controló por no mostrarse tan contenta–. Quédate tranquila, has hecho lo
correcto.
Presu estaba satisfecha. El arte femenino de la manipulación le había
salido perfecto. Su objetivo de estar en la expedición y estar cerca de Renstor
había sido un éxito. ¡Y encima no iría la perfecta y prepotente de Shieska!
–pensaba mientras intercambiaba pensamientos entre la ira y la satisfacción.
* Netquin: bolsa de piel de uso exclusivo
para el agua de beber.
* Beneri: equivale a cinco años.
* Astral: ¿Qué es un viaje astral? En
teoría, es la separación del cuerpo físico y del cuerpo espiritual o astral
unido los dos por un cordón denominado de plata. Cuando este cordón se rompe es
cuando la muerte los ha separado. Los expertos dicen que normalmente muchas
personas viajan inconscientemente cuando duermen.
* *Amtreka: El lugar donde se reúne la
familia y los posibles visitantes cuando quieren dialogar sobre algún tema
importante. Este espacio dispone de una mesa de madera redonda y unos bancos
también de madera, con respaldo a su alrededor, donde se pueden sentar
ampliamente de doce y quince personas.
* chíris: Estos hongos que se
alimentan del cabello humano lo devoran desde la raíz a la punta sin dejar
rastro, se quedan como parásitos en la vulva, de esta manera según nace el
cabello lo van devorando.
* Loosh: Florecita.
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